Sostiene Aristóteles en su poética que el metro yámbico es especialmente adecuado para el diálogo. Sale de forma espontánea al hablar, es más natural que los versos heroicos, pero no por ello exento de cadencia, ritmo y armonía. Esta métrica atañe sobre todo al ámbito privado, a la subjetividad de los sentimientos. "Rumores yámbicos" constituye el particular homenaje de su autora a las Heroidas de Ovidio. Un poemario epistolar de mujer a mujer, cartas escritas en la más estricta intimidad, muchas clandestinas, se diría que susurradas al oído. Se trata de confidencias rumorosas que atraviesan fronteras, surcan el Mediterráneo de orilla a orilla, conectan a cada una de estas mujeres de agua y tierra que otean, incansables, el horizonte.